La mordida óptima

La armonía física y su relación con la mordida
Los dolores en la articulación maxilar, en el cuello y la nuca, o los trastornos auditivos, son sólo algunos de los síntomas que pueden aparecer como consecuencia de una mala interacción en el juego que realiza la posición de la cabeza con la postura corporal y la de la mandíbula, la cual depende de la mordida, de la oclusión y de los dientes. Estos problemas pueden ser crónicos. Junto a las llamadas enfermedades de nuestra civilización, entre las que se encuentran el SIDA, las enfermedades cardiovasculares y las alergias, se suele pasar por alto una de las plagas que acecha al hombre de nuestra sociedad actual: EL DOLOR CRÓNICO.

En la ciudad alemana de Erlangen se encuentra el llamado Instituto para la Regulación Temporomandibular, que ha desarrollado una nueva forma de pensamiento basada en el principio de que las cosas no tienen por qué ser normales o anormales, sino óptimas o no tan óptimas. Es decir, se trata de descubrir cuál es el grado de carga musculoesqueletal que soporta cada persona en concreto. Otro principio básico es la idea de que la posición de la mandíbula inferior tiene una importancia decisiva en la postura corporal. Una persona se encuentra en condiciones óptimas cuando alcanza su máxima capacidad de rendimiento.
Con el término disfunción craneomandibular (DCM) nos referimos al mal funcionamiento del sistema en el que se articula la mandíbula superior con la inferior y que viene condicionado por la función de los dientes, de la articulación maxilar y de la musculatura de la mandíbula.

Consecuencias:

  • presión y rechinar de los dientes,
  • defectos cuneiformes, dolores de muelas y cuellos de dientes sensibles,
  • retracción de las encías,
  • interferencias oclusales,
  • dificultad para masticar,
  • dientes flojos,
  • movimientos de los dientes,
  • abrasión dental,
  • un diente dificulta que se pueda cerrar la boca,
  • dolores en la articulación maxilar,
  • crujido o sonido rasposo al articular la mandíbula,
  • dificultad y dolor al abrir la boca,
  • tensión en la mandíbula al despertarse,
  • ardor o sensación de tener dormida la lengua,
  • dolores de cabeza,
  • rigidez en las cervicales,
  • dolores cervicales,
  • dolor facial,
  • presión en la cabeza,
  • pitido o ruidos en los oídos (tinnitus),
  • pérdida de oído,
  • dolor de oídos,
  • vértigos,
  • visión de destellos luminosos,
  • dolores detrás de los ojos,
  • visión doble,
  • hipersensibilidad a la luz,
  • trastornos de la vista,
  • problemas para tragar,
  • sensación de tener un nudo en la garganta,
  • dolor de hombros,
  • adormecimiento de brazos y dedos,
  • dolores musculares,
  • dolores de espalda,
  • insomnio.


¿Quién padece DCM?
Recientes investigaciones ponen en evidencia que un 60% de la población presenta alguno de los síntomas de una disfunción craneomandibular. Aunque la mayoría de los pacientes, y gran parte de los médicos, no saben que un problema en la musculatura del sistema masticatorio puede ser la causa de un dolor de cabeza o que muchos trastornos auditivos no tienen su origen en el oído medio sino en la articulación maxilar.